El porqué del reclamo
Vemos hace un tiempo ya, como el
reclamo social se ha ampliado a sectores que pocas veces habían
levantado la voz para manifestarse en las calles. Y no son los
sectores que estan en peores condiciones económicas ni
marginados de la socidad, sino que los que reclaman son los sectores
medios y medios altos. Obviamente se sabe que cualquier habitante de
nuestro territorio argentino tiene dercho a expresarse y movilizarse
para defender sus derechos, como lo indica la Constitución Argentina
(artículo 14 bis), pero vemos como el eje de la protesta se va
corriendo hacia lugares epidérmicos y vacíos de
contenido (compra y venta de dólares, dictadura K, planes
sociales para mantener “vagos”, etc.), o profundos y reales, pero
de compleja resolución en la práctica (Inseguridad,
Corrupción, Inflación, etc.).
A su vez con estos reclamos (de los
que profundizaremos más adelante) se va bastardeando la
problemática real de todo proceso histórico no sólo
por su vacuidad en la protesta, sino por una suerte de reclamo
vectorial que se lanza pero sin propuestas, sin intenciones de cambio
o solución, sin la búsqueda de voceros o líderes;
sino con enojo, bronca y ferocidad. Con protestas en formato de
cacerolazos multitudinarios -en todas las ciudades del país-,
que aparecen y se desvanecen según la intención y la
cantidad de tiempo que los medios dominantes hagan permanecerlos en
el aire, y reproduciendo -manifestantes y comunicadores a la par- undiscurso directamente ligado a los voceros y dueños de losgrupos mediáticos; el piquete y el cacerolazo estan más
ligados a la lucha entre el Oficialismo y algunos conglomerados
económicos que perdieron poder, que entre los ciudadanos y
éste gobierno. Sino preguntensé porqué no se
corta una calle o se sale a cacerolear por otras causas mucho más
profundas: los niños que mueren en nuestro país por
causas totalmente evitables, o que el 25% de los habitantes de éste
suelo esten por debajo de la línea de la pobreza, o por la
falta de empleo en blanco y el gran número de empleo en negro,
o por los aumentos reiterados en los productos de primera necesidad
que las empresas proveedoras y los supermercados no dejan de remarcar
generando una inflación que crece desmesuradamente. ¿Porqué?
¿Cuál es el rol de los ciudadanos, de los sindicatos,
de las empresas, de los medios de comunicación, de las fuerzas
de seguridad, de los partidos políticos y del Estado?
Orígenes del piquete y
el cacerolazo
Toda manifestación pública
y potente de la sociedad, cuando ocurre por primera vez, marca
precedentes y deja cicatrices que tardan en cerrar. Pero también
rompe paradigmas, mueve la estantería de ciertos sectores y
molesta a otros tantos. Asi ocurrió con los primeros cortes de
ruta o “piquetes” en el interior de nuestra Argentina, cuando
promediaba la decada menemista de los noventa. Hubo represión,
pero también existieron críticas de muchos sectores (
mediaticos, de poder financiero, político y de opinión
pública).
El “Perro” Santillán era uno de los
voceros y lideres de aquella manifestación última, de
gente que realmente no tenía con qué alimentar y
sustentar a su familia, en medio de un vaciamiento de las empresas de
servicio nacionales y el cierre masivo de fábricas e
industrias, a raíz de políticas de convertibilidad
propuestas por Domingo Cavallo, ministro de economía de Carlos
Menem entre 1991 y 1996. El piquete era la desesperación
encarnada en esas personas que salían a cortar una ruta, para
que alguien repare en ellos y en su reclamo. No estaban organizados
en sindicatos, no eran cortes de ruta programados con un fin
político, y tampoco existian las redes sociales como hoy las
conocemos. Eran desocupados que ya no sabían que hacer, pero
no querían ver morir a sus hijos de hambre en sus brazos.
A principios de la décadasiguiente, nuevamente impulsado por Cavallo, pero en épocas de
la Alianza de Fernando De la Rua -y para salvaguardar a la banca
privada-, el corralito financiero hizo que, mediante el "cacerolazo", la clase media se plegara
a las manifestaciones y reclamos por trabajo – y por hambre
también- de las clases populares y sindicales. “Piquete y
Cacerola, la lucha es una sola” era el caballito de batalla de
aquel diciembre del 2001, en medio de la crisis política,
financiera y social que dejó como saldo: 39 muertos en manos
de fuerzas policiales y de seguridad (entre ellos 9 menores), y a
muchos ciudadanos sin sus ahorros.
Antes y despues de ése
quiebre histórico en pleno cambio de milenio, a la opiniónpública (con los medios comunicacionales como motor constante)
le molestaba el reclamo y el corte de calle. El anuncio del estado de
sitio propuesto por el expresidente Fernando De la Rua, mas la
confiscación de depósitos y ahorros por parte de
Domingo Cavallo, generaron la chispa que detonó la salida de
la gente a las calles. Este derrumbe se sumaba a un país
destruído industrial y laboralmente por políticas
económicas neoliberales, y por supuesto transmitido en cadena
nacional por los medios masivos de comunicación. El Riesgo
País parecía ser el termómetro imprescindible y
fundamental de la situación de nuestro país para el
resto del mundo financiero y tambien para los grupos
multimediáticos/periodísticos de Argentina. Los
periodistas hablaban todo el día y todos los días de
esa medición (importante tal vez para el FMI, pero no para un
desocupado o un trabajador argentino sumido en ése contexto
histórico).
La vuelta del peronismo al
poder
Luego del paso de 5 presidentes en
una semana,la estabilidad pareció volver en 2002, con Duhalde
como presidente provisiorio, hasta la muerte de Kosteki y Santillán
(otra manifestación popular que fue reprimida y dejo otros 2
muertos). Esto llevó a nuevas elecciones de 2003, en las
cuales el expresidente Menem volvió a triunfar con poco mas
del 20%. Unos días después se bajo de la segunda
vuelta, dejando como próximo presidente al segundo de los
comisios: el desconicido Néstor Kirchner. En esto casi 10 años
de gobierno Kirchnerista (2003-2007 Néstor, 2007-2001 Cristina
primer mandato, y surcando desde 2011 hasta 2015 la reelección)
muchas fueron las palabras que comenzaron a escucharse: el Modelo, La
Corpo, el Relato, etc.; pero el cambio de paradigma en ciertos
aspectos hizo que la sociedad toda se movilice políticamente.
Derechos humanos en primera plana, logros en igualdad social con la
Asignación Universal por Hijo e inclusión con Leyes de
Matrimonio Igualitario, modificación en torno a las
comunicaciones con la Ley de Medios, recuperación de fondos de
las AFJP, control sobre evasión impositiva a gran escala, y
muchas otras más que demuestran un cambio concreto tanto
político, económico y social.
El año 2008 trajo los
primeros reclamos contra el Kirchnerimo, a meses de haber asumido
Cristina Fernández. El sector del Campo se manifestaba en las
rutas y en las ciudades en contra de las retenciones impulsadas en la
Resolución 125 por el Estado Nacional. Finalmente el voto “No
Positivo” de Cobos en el Senado le dobló el brazo al
oficialismo Kirchnerista, y también allanó el camino
para que en las elecciones de 2009, el propio Nestor Kirchner pierda
en la provincia de Buenos Aires frente a un fantasmal y vacío
Francisco De Narvaez. Los años que siguieron, con bonanza
económica y social, esfumaron las disidencias férreas
de una parte de la sociedad contra el oficialismo, y eso hizo que
Cristina Fernández de Kirchner lograra la reelección en
2011 con un 54% de los votos. Apenas un año antes (en octubre
de 2010, el día del Censo Nacional), fallecía Néstor
Kirchner.
Cacerolas 2012
Éste año también
sacó a las calles a un sector de la sociedad argentina
disconforme con las políticas Kirchneristas y la situación
actual de nuestro país. En mayo, junio, julio, septiembre y el
último en noviembre (el famoso y motivado 8N) se organizaron
desde las redes sociales y distintas agrupaciones y partidos
políticos, los cacerolazos que reflejaron un descontento real
y fervoroso en ciertos temas de actualidad por parte de la sociedad
argentina contra el gobierno oficialista y kirchnerista. Lo
interesante es analizar éstas manifestaciones sociales,
repasar la queja y ver cómo
y qué
reclama.
Tanto en Capital Federal, como en
las principales ciudades del país, es en donde se escucharon
con más fuerza el rechazo a la modificación de la
Constitución que permita la re-reelección
de Cristina Fernández de Kirchner para el 2015, como así
también el reclamo sobre la inseguridad,
el llamado cepo al dólar,
la corrupción,
los datos falsos del
Indec, la dictadura
K, la cantidad de planes
sociales entregados, el
aumento del mínimo no imponible y el pago
de ganancias por parte de
trabajadoers y la falta de libertad
de expresión. Pero
tampoco faltaron en ninguna de las manifestaciones ciertas pancartas
con mensajes extraños y preocupantes, como así tambien
hechos de violencia físicos, verbales y simbólicos
contras periodistas de distintos medios y ciudadanos ajenos a la
protesta; propiciados por los propios manifestantes que reclamaban
diálogo y falta de libertades. Parece paradójico, pero
éste es uno de los núcleos que puede explicar lo
intenso, lo contradictorio y hasta lo hipócrita de ciertos
discursos que se expresan en cualquier sociedad.
Esta claro que se puede reclamar
contra la corrupción, la inseguridad o la modificación
injustificada de la constitución; pero sería concreto
el reclamo si desde los manifestantes o los comunicadores afines al
reclamo se escucharan opiniones fundadas de cómo realizar las
modificaciones, cuándo, de qué manera y quién
sería el responsable de esos cambios.
Punto por punto
La corrupción
burocrática y política es detestable, porque juega y
lastima a nuestros sentimientos ciudadanos, pero también
porque siempre esta asociada al beneficio de unos pocos (los mismos
políticos, jueces, policias, periodistas/lobbystas, el sector
privado, etc.) en desmedro de la gran mayoría de la sociedad.
Pero ¿qué grado de corrupción en igual o menor
medida existe en cada uno de nosotros mismos?, ¿cuántos
ciudadanos pagan coimas, evaden impuestos o directamente roban o
estafan en su vida social, en el día a día con otros
ciudadanos? ¿No es cotidiano que nos topemos con actos
corruptos en todos los ámbitos de nuestra vida? Esta claro que
si. Y tambien que aunque este naturalizado, igualmente no es lo
correcto. Entonces ¿cómo reclamar algo que uno hace,
que deja hacer al resto y deja que le hagan? Tal
vez una solución sería crear organismos de control
manejados por los propios ciudadanos, con lapsos rotativos -cada
cierta cantidad de meses-, que analicen distintos sectores políticos
y judiciales (licencias, aumentos de sueldo, declaraciones juradas,
aumento del patrimonio, etc.).
La inseguridad
es el otro gran tema. Los robos y arrebatos callejeros, como asi
tambien a domicilios y/o locales y empresas privadas, sumados al
aumento en las últimas décadas de la violencia y número
de asesinatos en todo el territorio argentino (sobre todo en las
grandes ciudades); han generado que la sociedad se sienta
desprotegida e insegura. Aunque ésta inseguridad sea
propagada, repetida y magnificada por los medios, está claro
que los hechos facticamente existen. No hay duda de ello. Pero no
está demás aclarar que la inseguridad es una sensación
que siente el ser humano, fomentada por lo que vive, lo que ve, le
cuentan, escucha o le informan. Y esta sensación puede
mantenerse, crecer o desaparecer. Supongamos que a partir de mañana
se diluye la información mediática que presupone
inseguridad en la población y la noticia deja de ser los
asesinatos o los robos, sino que empiezan a ser los accidentes viales
seguidos de muertes, o peor aún, la muerte por desnutrición
en los niños. ¿Cuál será la reacción
de la población? ¿Cuáles serán sus
miedos?
Imaginen la noticia y reflexionemos
juntos: los últimos informes de Luchemos por la Vida indican
que entre una y dos personas mueren por día en accidentes de
tránsito. Otras tantas quedan con parálisis, lesiones
graves o leves. De esto no se habla, o se menciona apenas en
terribles accidentes en ruta o en los fines de semana largo. Pero las
noticias pueden virar y ser mas desesperantes: según UNICEF,
25 niños menores de un año mueren por día en
Argentina por causas totalmente evitables (desnutrición, falta
de medicamentos y hospitales cercanos); y cerca de 200 niños
-entre 8 y 12 años- se prostituyen para poder comer. De esto
seguro que no se habla, ni se menciona. ¿Cuál es la
función de los medios en la creación de ese imaginario
y en la formación de la opinión pública? ¿Cuál
sería la solución que imaginan para terminar con los
delitos? ¿Cuál es el lugar de las fuerzas de seguridad
y cuál el de la Justicia? ¿Y Cuál es el lugar de
cada uno de los actores sociales y de los ciudadanos? ¿En
donde queda el pensamiento crítico y la autosuficiencia de
cada unos de nosotros?
Por otro lado no podemos hablar de
falta de libertad de
expresión o
dictadura
en nuestro país. Cualquier persona, agrupación, entidad
o empresa periodística puede decir lo que quiere desde hace
tiempo. No hay un órgano censor que coarte las libertades
individuales o corporativas. No hay ejemplos reales de censura
oficial. Es más, desde la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en octubre de 2009
(que tendrá cierta definición cuando concluya el plazo
para la adecuación y la desinversión de ciertos grupos,
y el AFSCA a cargo de Martín Sabbatella haga cumplir la ley a
todos por igual), lo que se busca es la ampliación de las
voces, los canales de difusión y las oportunidades de
expresión.
La Ley de Medios y el famoso 7D (como fecha tope para el cumplimiento de dicha ley), son un reflejo de
cómo desarticular el dominio en pocas manos de la formación
de la opinión pública; para barajar y dar de nuevo en
materia mediática audiovisual, y que no haya pocos dueños
de la palabra informativa, sino que las voces se amplíen y las
opiniones generen un abanico real, amplio y profundo.Tal vez haya
censura corporativa al interior de los medios de comunicación
o autocensura de los propios comunicadores, pero la libertad de
expresión se ejerce fuertemente en Argentina, hoy más
que nunca. Y se refleja en que los sectores opositores al gobierno
son los que tienen más peso mediático, más apoyo
multimediático, y congruentemente son los sectores que no
estan teniendo los beneficios que siempre tuvieron por parte de los
diferentes gobiernos de turno.
En segunda instancia, y en
concordancia con la plena libertad de expresión, en nuestro
país la democracia esta vigente hace ya casi 30 años:
las últimas elecciones presidenciales de 2011 tuvieron un 80%
del electorado votando en las urnas, con resultados que mostraron con
el 54% del total para Cristina Fernández de Kirchner,
presidenta reelecta, y al segundo Hermes Binner con el 16%. Una
diferencia del 38% y el voto de la gran mayoría. No hay mucho
para discutir. No se puede hablar de dictadura, salvo que no se
piense en una dictadura nefasta como la de 1976-1983 que deja más
de 8 mil desaparecidos/muertos y una deuda externa exorbitante, pero
si se hable de dictadura K cuando algunas politicas o leyes votadas
en la Cámara de Diputados y Senadores no convienen a ciertos
sectores. Es extraño la utilización de ciertas palabras
con mucho valor simbólico, tiradas a la mesa como si no
significaran nada o no interpelaran al resto de la población.
Si hablamos de reclamos concretos y
que repercuten en los trabajadores y en la gran mayoría de la
población, son la falta
de credibilidad del Indec
y que trabajadores
asalariados paguen el impuesto a las ganancias.
Realmente es un despropósito y no tiene explicación
concreta si lo que se quiere lograr es el cambio social y la mejora
de las mayorías. La falsedad en la confección de datos
del organismo estatal creado para tales fines, repercute en los
valores que se toman y los valores que se difunden; y por
consiguiente en el acceso a la ayuda estatal a diferentes sectores. Y
a su vez tiene relación con los montos mínimos que
obligan al pago de impuestos. Que un trabajador que no cobra sueldos
elevados ni mucho menos, deba pagar ganancias, genera malestar e
indignación; y coloca al Estado en una situación en
donde se crea sus propios problemas y enemigos.
Por último, cuando se reclama
sobre la entrega de planes
sociales que ayudan a las
familias carenciadas, o sobre la Asignación Universal por Hijo
(con la excusa y el discurso que se escucha y se replica, que “la
gente tiene hijos para cobrar planes”), realmente genera
indignación, asco y perdida total de respecto como ser humano.
Y si estas mismas personas tambien reclaman por la imposibilidad de
comprar dólares; suena un poco endeble, falsa e hipócrita
esa queja. La reconstrucción de una sociedad desvastada por
años de políticas neoliberales que vaciaron a un país
en todos sus ámbitos, en algun momento y de cierto modo debe
comenzar. La ayuda social es éso: el primer paso, el primer
escalón para salir del pozo. Los ciudadanos que descreen de
estos planes sociales, son los mismos que también detestan “la
vagancia” del que no hace nada o no tiene nada que hacer. Si la
primer mano es la ayuda social, la segunda podría ser la
creación de empleos y la reinserción en el mundo
laboral por parte del Estado. No hay duda de eso. Pero los ciudadanos
que hoy se quejan por un subsidio de $300 o $600 con dinero de los
impuestos, ¿no saltarían de la silla por distintos
puestos laborales para esos mismos ciudadanos -en situación
social inestable- en donde se les pague $ 4.000 o $ 6.000 con los
mismo impuestos que pagamos todos? La hipocresía en estado
puro, hecha carne en cada ciudadano que habla sin pensar en las
consecuencias reales, la hipocresía del discurso para afuera,
la del blablableo constante para generar queja, odio y rencor; pero
sin ganas reales de construir una sociedad mas justa y con iguales
posibilidades para todos.
Párrafos
finales
Obviamente el gobierno Kirchnerista
no es un cambio total y radical en la historia argentina. Vale
recordar que es un gobierno de impronta justicialista y no socialista
ni comunista. El paradigma político es peronista y no de
izquierda como tanto se menciona. El “zurdaje” que se auguró
-y que se asocia con ciertas acciones sociales-, suena raro en boca
de ciertas personas cuando transitamos estos años.
Según un informe de la UCA,
a mayo de 2012, más de 8 millones de personas estan en
situación de pobreza,
entendiendo por esto que un grupo familiar de 2 adultos y 2 menores
no pueden acceder a la canasta básica de $ 74 diarios; y otros
2 millones de habitantes por no poder acceder a una canasta básica
de $ 36 para el mismo grupo familiar, pertenecen al sector de
indigencia.
Entonces llegamos al dato duro que indica que 10 millones de personas
estan por debajo de la linea de pobreza en nuestro país. Eso
es algo para reclamar, para salir a las calles, para intentar
cambiar. Todavía queda mucho por mejorar, los cambios deben
ser más profundos y tienen que modificar la realidad de la
sociedad toda en su conjunto. Los cambios sociales no serán
completos, hasta que estas cifras no se reduzcan a cero o a la mínima
expresión universal.
Pero cabria destacar que hace
muchas décadas que no existian cambios tan intensos en nuestra
sociedad, con politicas de igualdad y acceso a más
oportunidades (planes sociales, asignacion universal, etc.), no solo
para los sectores de bajos recursos, sino para la clase
media argentina, que
según el Banco Mundial, en el período 2003 – 2009duplicó su número. En la previa de la crisis de 2001,
de 36 millones de habitantes, sólo 9 millones formaban parte
de la clase media, o sea el 25%. Según el informe este sector
social en 2009 llega a los 18 millones de habitantes (45%) de los 40
millones de población total según el censo 2010.
Entonces, sin ponernos en un bando o en otro, reclamemos -porque siempre hay situaciones para mejorar- y
festejemos los cambios que nos sorprenden por el lugar desde donde
parten y quién lo lleva a cabo. Pero siempre con los pies en
la tierra, sin exitismos, ni ceguera ni violencia. Pensando en una
sociedad mejor y buscándola en el horizonte.
Si la agenda que marcan los medios
elige contar los robos y asesinatos en lugar de remarcar otras
noticias (el hambre, la desnutrición infantil, la muerte, la
indigencia, la falta de oportunidades, etc.), en primera instancia
nos tenemos que preguntar el por qué; pero en lo que
conscierne a la sociedad toda, nos tendríamos que hacer cargo
de porqué miramos realmente para otro lado. La inseguridad es
tan importante como la hambruna seguida de muerte de los sectores
bajos de la sociedad, pero cuando la muerte toca a los pobres
parecería no importarle a una porción importante de la
sociedad argentina. Lo que importa está en televisión,
y lo que ella cuenta lo deciden ciertas personas. La agenda se marca
y se decide en sillones dentro de despachos. Eso es bueno saberlo. No
todo lo que ocurre es noticia. Repito que las muertes de niños
se repiten de a decenas todos los días. ¿Eso se replica
en los medios masivos de comunicación?
El cacerolazo en su version 3.0 en
este año 2012 no fue para terminar con la desnutrición
infantil, para la implementación de salud y educación
de calidad para toda la población, para vivienda digna y
trabajo en blanco para todas las familias con necesidades, o por la
igualdad de oportunidades para cada uno de los habitantes de este
suelo. El reclamo de los últimos meses apuntó a otros
intereses, distintos y no fundamentales para la creación de
una sociedad más justa e igualitaria, pensando siempre en las
próximas generaciones y en cada uno de los habitantes de éste
país. El nuestro y el de todos. Con sus diferencias y sus
coincidencias.
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